Al recorrer la ACT EXPO 2025, me di cuenta de un patrón inquietante. Aunque era la exhibición más grande de vehículos comerciales limpios en Estados Unidos, la mayoría de las empresas presentes estaban ansiosas por promover sus soluciones y todas las conversaciones se centraban en los mismos temas: incentivos, subsidios y cómo cumplir con las estrictas regulaciones de California sobre camiones eléctricos.
La exhibición fue impresionante, pero lo más impactante fue ver cómo el mercado ha cambiado debido a políticas que pueden tener buenas intenciones, pero podrían estar descuidando aspectos importantes en general.

El experimento de California con los camiones eléctricos: ¿Un paso hacia un futuro sostenible?
La implementación de las regulaciones Advanced Clean Trucks y Advanced Clean Fleets en California es considerada como la estrategia más determinante de Estados Unidos para reducir las emisiones del transporte comercial. A partir del año 2024, los fabricantes estarán obligados a vender un porcentaje mayor de camiones con cero emisiones, llegando al 55% de las ventas en camiones Clase 2b-3, el 75% en camiones rectos Clase 4-8, y el 50% de las ventas en tractocamiones para el año 2035.
Los propósitos son loables: disminuir las emisiones, mejorar la calidad del aire y acelerar el cambio hacia tecnologías más ecológicas. Sin embargo, desde el año 2008 sigo teniendo una inquietante pregunta en mente: ¿Estamos tomando decisiones políticas racionales basadas en un análisis realista de costos y beneficios?

La Verdad Detrás de las Emisiones Globales: Un Análisis Exhaustivo
Antes de tomar medidas regulatorias costosas, es importante que analicemos el origen real de las emisiones. Según el informe del Presupuesto Global de Carbono 2024, las emisiones globales de CO₂ han alcanzado un máximo histórico de 37,4 mil millones de toneladas en 2024. Al mirar detalladamente quienes son los responsables de estas emisiones, podemos tener una mejor comprensión del panorama.
Solo China es responsable de alrededor del 32% de las emisiones totales en el mundo.
Estados Unidos aporta alrededor del 13% de su contribución en general.
India mantiene una cifra cercana al 7 por ciento.
La Unión Europea en conjunto abarca aproximadamente el 7% en términos generales.
Alrededor del 5% del total, Rusia tiene una gran influencia en el mundo.
En conjunto, estos cinco países son responsables de casi el 66% de las emisiones de carbono a nivel mundial. Por otro lado, la contribución total de California a dichas emisiones es del 1%, mientras que su sector de camiones solo representa el 0,08% del total a nivel global.
La situación actual nos hace cuestionarnos si realmente estamos tomando en serio el cambio climático. Si queremos abordar este problema, ¿no deberíamos enfocarnos principalmente en las principales fuentes de emisiones? Y si gastamos dinero en políticas al respecto, ¿no deberían diseñarse de manera que tengan el mayor impacto posible?

El problema del contexto global: ¿Cómo afecta nuestras decisiones diarias?
Veamos un enfoque importante que a menudo se pasa por alto en esta discusión:
En el año 2024 se alcanzó un máximo histórico de emisiones globales de CO2, con alrededor de 37,4 mil millones de toneladas.
California emite alrededor de 400 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero cada año.
Esto indica que California es responsable de aproximadamente el 1% de las emisiones totales a nivel mundial.
Cerca del 20% de las emisiones de transporte en California provienen del sector de camiones, lo que representa alrededor del 40% de todas las emisiones del estado.
De acuerdo a los cálculos, la industria de camiones en California es responsable del 0,08% de las emisiones globales. Esto se calcula multiplicando la cantidad total de emisiones (400 millones) por el porcentaje de emisiones atribuidas a los camiones (40%) y el porcentaje que representa California en la industria (20%), y luego dividiéndolo entre la cantidad total de emisiones a nivel global (37,4 mil millones).
Todos los gastos, modificaciones en la estructura y alteraciones en la industria están enfocados en menos del 0.1% de las emisiones totales a nivel mundial.

La realidad de la distorsión del mercado: ¿Mito o realidad?
Durante ACT EXPO, se pudieron observar grandes diferencias en los precios de los vehículos. Mientras que un camión Clase 8 nuevo tiene un valor promedio de $200,000, las versiones eléctricas que se mostraban tenían un precio mucho más alto, alrededor de $500,000, lo que representa una diferencia del 150%. Según algunos expositores, la alta diferencia en el precio puede ser justificada por los incentivos y subsidios que pueden ayudar a compensar esta brecha.
Esta perspectiva causa varios inconvenientes:
La fijación de precios artificial se produce cuando los fabricantes establecen el valor de sus productos basándose en los subsidios disponibles, en lugar del valor real o los costos de producción relacionados.
La trampa de dependencia se refiere a la situación en la que el mercado o una determinada industria depende del apoyo constante del gobierno, lo que genera incertidumbre sobre su viabilidad a largo plazo.
Los recursos no se están utilizando de manera óptima ya que están siendo destinados a tecnologías específicas preferidas por los reguladores en lugar de ser utilizados para mejorar la eficiencia o implementar iniciativas ambientales.
La imposición de tecnologías específicas de manera prematura puede limitar el avance y desarrollo de alternativas más efectivas en un futuro cercano.
Si la política del gobierno crea un mercado en el que los precios no están alineados con la realidad económica, esto puede provocar ineficiencia y desperdicio. En el sector de camiones, siempre se ha buscado mejorar basándose en la economía práctica, como por ejemplo, ofreciendo mejoras en la eficiencia de combustible que se venden por sí solas gracias a los rendimientos tangibles que ofrecen.

El reto de la infraestructura: Claves para un desarrollo sostenible
Uno de los principales problemas que enfrenta California es su infraestructura, que ha sido descuidada por mucho tiempo. Actualmente, el estado depende en un 25-30% de la importación de electricidad de estados vecinos, lo que lo convierte en el mayor importador neto de electricidad en Estados Unidos. Esta falta de generación eléctrica ha sido constante durante muchos años, y las importaciones representan alrededor de un tercio del total generado en California.
Si añadimos una gran cantidad de vehículos comerciales eléctricos a esta red ya sobrecargada, habrá una mayor demanda de electricidad que necesitará inversiones considerables en generación de energía, infraestructura de transmisión y sistemas de carga.
Según la Comisión de Energía de California, se prevé que el cambio hacia la electrificación del transporte aumente la demanda de electricidad entre un 15-30% para el año 2035. Pero surge la pregunta ¿de dónde provendrá toda esta energía? Además, también es importante considerar cuál sería su costo y quién sería finalmente responsable de pagarlo.
Estas no son interrogantes teóricas, sino aspectos prácticos que afectan directamente la viabilidad del proyecto en California. Si las estructuras no son capaces de sostener los objetivos políticos, existe el peligro de generar una situación en la que las empresas inviertan en equipos costosos que no puedan utilizar adecuadamente.

Descubriendo El Camino Intermedio Olvidado: Un Viaje a Través de la Historia
La Ley de Aire Limpio ha sido enmendada con éxito durante los últimos 20 años, logrando una reducción significativa en las emisiones de diésel. Esta es una gran historia de éxito ambiental tanto para Estados Unidos como para el resto del mundo. Los motores diésel actuales son considerablemente más limpios que sus versiones anteriores, con una disminución del 98% en las emisiones de NOx desde antes de 2007.
Las mejoras en la calidad del aire se lograron a través de un enfoque que encontró un equilibrio entre los objetivos ambientales y las necesidades económicas. Se les dio a los fabricantes la libertad de elegir cómo cumplir con los estándares, y el plazo para implementarlos permitía una renovación natural de la flota. El resultado fue una gran mejora en la calidad del aire sin causar perturbaciones en el mercado.
La perspectiva actual de California se centra en exigir el uso de tecnologías específicas en lugar de establecer estándares de rendimiento. Sin embargo, esta estrategia podría ignorar opciones alternativas que podrían tener mayores beneficios ambientales a un costo más bajo, como por ejemplo el uso de combustibles alternativos, tecnologías híbridas o mejoras en la eficiencia operativa que podrían ser implementadas más ampliamente y con mayor rapidez.

Un camino más efectivo hacia delante: Estrategias para el crecimiento personal
Si queremos obtener el máximo beneficio ambiental en proporción al costo económico, deberíamos tomar en cuenta un enfoque más equilibrado.
Es importante centrarse en los resultados en lugar de las tecnologías, es decir, establecer metas de reducción de emisiones y permitir que los fabricantes determinen la forma más eficiente de alcanzarlos.
Es importante tener en cuenta el contexto global al tomar decisiones sobre cómo asignar recursos para reducir emisiones. Por ejemplo, invertir un dólar en economías en desarrollo puede producir un impacto mucho mayor que gastarlo en California.
Para garantizar el éxito de los vehículos eléctricos, es necesario que la infraestructura esté preparada previamente. Esto significa que debe haber suficientes redes de carga y una generación de energía confiable para hacer que los camiones eléctricos sean una opción viable.
Para impulsar el uso de tecnologías limpias sin afectar permanentemente al mercado, es importante aprovechar las fuerzas del mercado. Una opción es implementar incentivos temporales que disminuyan con el tiempo, lo que permitirá cerrar la brecha hasta que estas nuevas tecnologías sean económicamente viables. De esta manera, se evitarán distorsiones permanentes en el mercado.
Es esencial tener en cuenta todo el ciclo de vida de las emisiones al evaluar su impacto ambiental. Esto incluye considerar tanto la fabricación de baterías como la generación de electricidad, ya que ambas actividades también generan emisiones. Es importante que las políticas tengan en cuenta estos factores para poder determinar el verdadero impacto ambiental de diferentes enfoques y tomar decisiones más informadas al respecto.
La industria de los camiones comerciales siempre ha sido funcional y ha estado atenta a las nuevas tecnologías que ofrecen beneficios en términos de eficiencia, confiabilidad y rendimiento. Sin embargo, el problema con la iniciativa actual en California es que ignora esta sabiduría del mercado al imponer la adopción de tecnologías que pueden no ser económicamente viables en este momento.
En un tiempo en el que las emisiones a nivel mundial siguen creciendo, no es prudente gastar recursos en acciones simbólicas. Cada inversión destinada a disminuir las emisiones debería ser utilizada de manera efectiva para obtener el mayor beneficio posible.
Es impactante el contraste que se presenta: mientras China, EE.UU., India, la UE y Rusia producen juntos una gran cantidad de emisiones globales sin mucha regulación, California impone altos costos a su industria de camiones, la cual apenas contribuye con el 0.08% de las emisiones globales. Mientras tanto, situaciones como las guerras en Ucrania y Gaza generan una cantidad similar de emisiones a las de países enteros pero no reciben mucha atención en lo que respecta a políticas climáticas.
El plan de California para utilizar camiones eléctricos es una iniciativa con buenas intenciones, pero su efectividad política es cuestionable. Al enfocarse solo en una parte pequeña de las emisiones globales, este plan puede crear problemas en el mercado y desafíos en la infraestructura, lo que podría llevar a lograr resultados insignificantes por un costo excesivo.