El fabricante de autos eléctricos, Fisker, ha tenido una serie de problemas financieros que finalmente lo han llevado a declararse en bancarrota el pasado lunes 17 de junio. Esta noticia no fue una sorpresa ya que desde hace meses se venían reportando dificultades económicas en la empresa. Incluso hubo despidos y se retrasó la publicación del informe financiero debido a irregularidades económicas. Fisker atribuye su situación a los retos y obstáculos que enfrentan las empresas dedicadas a la fabricación de vehículos eléctricos.
Tras quedar en libertad de realizar pagos de forma inmediata, la compañía ahora se enfocará en vender sus bienes que tienen un valor aproximado de entre 500 y 1,000 millones de dólares, además de gestionar las deudas que rondan entre los 100 y 500 millones de dólares. De esta manera, la empresa espera tener los fondos necesarios para cubrir el salario de sus empleados y llegar a un acuerdo con sus accionistas.
El impacto de las bajas ventas del Ocean en la bancarrota de Fisker
Hace un tiempo atrás, se anunció que la compañía de vehículos eléctricos Fisker estaba en conversaciones con un importante fabricante para explorar diversas opciones estratégicas y de mercado. De acuerdo a información de Reuters, Nissan mostró interés en invertir en esta startup.
Además, se informó que las inversiones en Fisker se detuvieron hace meses debido al bajo rendimiento de su modelo principal, el Fisker Ocean. A pesar de haber construido más de 10 mil unidades de este SUV eléctrico en la fábrica de Magna Steyr en Austria, solo se lograron vender 4,700 unidades. Esta situación llevó a la suspensión de su producción.
Como es de conocimiento público, en el pasado el diseñador Henry Fisker trabajó para empresas como BMW, Tesla y Aston Martin. En una ocasión intentó crear una compañía con su nombre, la cual produjo el modelo Fisker Karma. Sin embargo, esta empresa fue vendida a un grupo chino y aunque Henry no se rindió, parece ser que su nuevo emprendimiento también fracasará.