Ahora que estamos celebrando el mes dedicado a la mujer, qué mejor oportunidad para hablar de Bertha Benz, un nombre que está escrito por siempre en el mundo del automóvil. Siendo la primera mujer que condujo un vehículo en todo el mundo, impulsó a otras mujeres a conseguir su lugar en un mundo que parecía destinado a ser dominado únicamente por hombres.
Bertha Benz, espora del ingeniero Carl Benz, considerado como inventor del automóvil moderno, nació en el año de 1849. Grabó su nombre en la historia automotriz no solo por su apellido de casada, sino porque fue la primera mujer que condujo un vehículo en todo el mundo, al realizar un viaje de 180 kilómetros, entre las ciudades de Mannheim y Pforzheim, mismo que en el año de 1888, cuando se realizó, se consideró de una enorme distancia y se convirtió rápidamente en todo un hito que le dio la vuelta al mundo.
Bertha Benz, una mujer única en muchos aspectos
Desde muy joven, Bertha demostró ser una mujer atípica para su época. Estudió todo lo que era permitido para las mujeres en aquellos tiempos y aprendió muy bien mecánica con su padre en su taller familiar. Tras casarse con Carl Benz, lo ayudó a financiar su proyecto de automóviles y se convirtió en socia de su empresa, aunque por motivos legales su nombre no podía aparecer en ningún documento legal ya que las mujeres no podían dirigir un negocio en aquel tiempo. Tras muchos años de trabajo, Carl Benz, presentó su primer vehículo a motor, para el que obtuvo una patente en 1886.
Si bien parecía que su invento tenía el éxito asegurado, la realidad marcó que la gente no estaba interesada en comprar un automóvil con motor en aquella época. La situación comenzó a desmoralizar a Carl, quien pensó en abandonar el negocio y dejar de comercializar el vehículo, pero Bertha, una vez más, se adelantó a su esposo y, en una decisión que era considerada un delito decidió, sin consultar a su esposo, demostrarle al mundo que el Benz-Patent Motorwagen era una piza del futuro.
La primera mujer en conducir un auto
Fue así como Bertha, acompañada por sus dos hijos, decidió montarse en el vehículo y realizar un viaje de 111 millas, dejando una nota para su marido que decía “Vamos a Pforzheim a ver a la abuela”. En aquella época, la distancia de ese viaje era considerada como una distancia enorme, sin embargo, Bertha estaba decidida a demostrarle al mundo la utilidad del invento y así, sin pensarlo, se convirtió en la primera mujer en conducir un automóvil.
Claro está que el viaje de ida estuvo lleno de dificultades, y es que durante su trayecto el vehículo sufrió algunos desperfectos, incluyendo una fractura en la línea de transmisión, así como una válvula obstruida (que Bertha reparó con un alfiler de su sombrero), un cable eléctrico pelado, que reparó con una liga y un problema en el sistema de ignición que reparó con una pinza de pelo. Además, en su primer trayecto no contemplo las necesidades de recargar ligorína, combustible utilizado por el motor de este vehículo, lo que también supuso algunas dificultades.
Aun así, tras apenas 12 horas de viaje, toda una proeza para la época en un recorrido de casi 124 millas, Bertha y sus hijos llegaron a su destino a bordo del vehículo hasta su destino. La noticia causó eco y gran admiración en todas las poblaciones donde el vehículo se presentó en su trayecto y así, Bertha consiguió una gran publicidad de boca en boca por lo que acababan de realizar. Además, las incidencias que se le presentaron en el recorrido, también le permitieron a Bertha notar áreas de mejora para el vehículo, como por ejemplo las pastillas de freno que Bertha inventó a su regreso para mejorar los débiles frenos de manera que utilizaba originalmente el vehículo.
Bertha Benz llevó al éxito el auto de su esposo
A su regreso en Mannheim, el objetivo se había conseguido, el vehículo de Carl causó furor por haber llevado en un viaje de más de 150 millas a una familia sin necesidad de utilizar un solo caballo. La publicidad que las mismas personas dieron al invento fue el impulso que los inventores requerían para que su vehículo fuera rentable, muchas personas se acercaron al matrimonio para solicitar uno de sus vehículos de tres ruedas.
En memoria del recorrido realizado por Bertha, actualmente la ruta que ella siguió para viajar de Mannheim a Pforzheim es conocida como la “Bertha Benz Memorial Route” y se ha convertido en un trayecto de 120 millas, los mismos que ella condujo con sus hijos en 1888. Durante el recorrido, aún es posible parar en la farmacia Wiesloch, lugar donde Bertha realizó la primera recarga de combustible de la historia y donde hoy en día hay un monumento en su honor.
Sin duda, una mujer célebre que merece tener su nombre escrito con letras de oro en la historia automotriz.