Según el New York Times, un borrador reciente de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) podría ser presentado próximamente y en él se contempla la eliminación de la capacidad del organismo para regular los gases de efecto invernadero. Además, se menciona que este nuevo documento revocaría una declaración hecha en 2009 que consideraba al dióxido de carbono y al metano como una amenaza para la salud pública.
Si esta propuesta es aprobada, dificultaría más el crecimiento de los automóviles eléctricos y eliminaría las restricciones actuales sobre las emisiones contaminantes de los vehículos. Además, también tendría consecuencias en otras industrias, pero para el sector automotriz lo más importante sería que los fabricantes ya no estarían obligados a cumplir con metas de reducción de carbono.

EPA en el ojo del huracán: ¿Qué significa para el medio ambiente?
Sin la preocupación por violar los estándares de eficiencia de combustible y la falta de incentivos gubernamentales para comprar vehículos eléctricos, esta propuesta podría afectar negativamente el rumbo de la industria automotriz en Estados Unidos. Además, este enfoque limitaría la posibilidad de que la Agencia de Protección Ambiental implemente regulaciones destinadas a mitigar el cambio climático.
El documento en cuestión no duda de la validez científica de los gases de efecto invernadero, pero argumenta que la EPA ha excedido sus límites legales. Su objetivo es limitar el alcance regulatorio de la agencia, excepto en situaciones específicas.
A pesar de que la propuesta está en marcha, todavía hay muchos obstáculos legales que deben superarse antes de que se pueda implementar. Además, se someterá a un período de revisión público y enfrentará resistencia de diferentes grupos.
Es importante mencionar que después de la decisión de la Corte Suprema en 2007 de declarar a los gases de efecto invernadero como contaminantes según la Ley de Aire Limpio, la EPA tardó dos años en reconocer oficialmente su riesgo para la salud. Si se intenta revertir este precedente, el proceso podría ser igualmente largo.
Los fabricantes de autos tienen un mensaje claro: por el momento, lo más seguro es seguir invirtiendo en vehículos con motor a combustión.