Durante la Semana del Clima de Nueva York, la compañía sueca Volvo aprovechó el evento para anunciar su plan de dejar de fabricar vehículos diésel a partir del próximo año. Este movimiento demuestra cómo tanto la industria automotriz como las preferencias de los compradores están cambiando rápidamente durante esta transición hacia formas más sostenibles de movilidad.
Es importante tener en cuenta que antes del año 2019, la gran mayoría de los modelos de Volvo vendidos en Europa funcionaban con diésel, algo bastante común en otros fabricantes también. Sin embargo, esta tendencia ha cambiado drásticamente y ahora una gran parte de la gama de vehículos de la marca sueca está compuesta por opciones eléctricas o híbridas enchufables.
El ambicioso plan de Volvo: más que despedirse de los motores diésel
La compañía sueca basada en Gotemburgo tiene como meta no solo dejar de producir vehículos diésel, sino también convertirse en una marca totalmente eléctrica para el año 2030 y alcanzar la neutralidad en emisiones contaminantes diez años después. Estos objetivos surgieron después de que la empresa vendió su participación en Aurobay, una empresa conjunta responsable de la fabricación de motores de combustión.
Según el CEO de Volvo Cars, Jim Rowan, la compañía tiene como objetivo principal la producción de una gama completa de vehículos de lujo que funcionen con energía eléctrica.
Durante la Semana del Clima de Nueva York, Rowan destacó que las cadenas cinemáticas eléctricas son el futuro, ya que tienen ventajas sobre los motores de combustión, como la reducción de ruido y vibraciones, menores costos de mantenimiento para los clientes y emisiones nulas.
Como recordatorio, Volvo lanzó a comienzos de año el EX30, el modelo eléctrico más accesible de la marca. Este vehículo utilitario deportivo urbano cuenta con una excelente autonomía de hasta 300 millas, según se indica en las pruebas del ciclo WLTP. Además, cabe destacar que esta información fue compartida por Autoproyecto en su página web.